lunes, 15 de julio de 2013

Diario de un apocalipsis zombie – 20/12/2013

 

Fecha: 20/Diciembre/2011

Presentación:

En primer lugar me presentaré: me llamo Luis Molina Expósito, tengo 32 años y estoy escribiendo esto porque mi psicólogo Manuel me lo ha pedido, ya que le servirá para tratarme mientras él no esté en Málaga. Me ha pedido que haga un resumen de mi vida y que hable de lo que a mí me parezca.

Empezaré por el principio, el principal motivo por el que estoy yendo a un loquero es mi problema con las drogas, llevo enganchado a casi todo lo que he probado prácticamente desde que con 12 años aspiraba de un tarro de disolvente o algo parecido que guardaba el padre de mi amigo Pablo en el garaje. A decir verdad, empezamos de broma cuando vimos en una peli a un personaje que nos hacía gracia esnifando pegamento y cosas por el estilo. No nos dimos cuenta pero aunque empezamos como una gracia, acabó convirtiéndose en algo serio, solíamos quedar para casi cualquier cosa, pero siempre empezábamos por lo mismo, respirar de aquel bote antiguo, el plan después podía ser cualquier cosa típica de nuestra edad, pero siempre tenían algo en común, el maldito disolvente.

No sé cuando empecé a perder el control, aunque nunca lo tuve, pero supongo que sería cuando Pablo se mudó de Málaga; empecé a darme cuenta que necesitaba más y más, recuerdo que tenía en mi habitación latas de disolvente y cosas parecidas escondidas por todas partes y prácticamente estaba respirando esas mierda casi las 24 horas del día, llevaba un botecito de pegamento de contacto en el bolsillo a todas partes y lo esnifaba constantemente, aunque para entonces para lo único que salía a la calle era para ir al colegio.

El colegio no estaba tan mal, pese a mi adicción, estudiaba y se me daba bien, sobre todo los temas de ciencias y en especial la biología y también lengua y literatura, allí conservaba algunos amigos, todos ellos eran antiguos conocidos de la guardería, y eran más una costumbre que verdaderos amigos, aunque Alex si era un buen amigo. Podía confiar en él y con el tiempo conseguí contarle lo de mi pequeña adicción, y él me confesó que de vez en cuando fumaba porros y que los conseguía de un amigo de su hermano, así que un día fui a su casa y lo probé. Pasó lo mismo que pasó con el disolvente, empezamos a fumar de vez en cuando (aunque en este caso seguía teniendo el pegamento y el disolvente para esnifarlo, y lo seguía haciendo constantemente). Con el tiempo era el raro el día que no lo hiciésemos, llegó un momento en el que se volvió enfermizo, fumábamos demasiado y ya lo hacíamos no solo por divertirnos juntos, lo hacíamos en nuestras casas nosotros solos, era una necesidad más.

Para aquel entonces ya tenía bastantes confianzas con su camello y él me pasaba a mí, sin necesidad de hablar con Alex. Eso fue un gran problema, porque el camello intentaba cuidar dentro de un límite a Alex, porque era el hermano de su amigo, pero yo era un simple cliente más, así que le importaba menos si pillaba demasiado e incluso empezó a ofrecerme otras cosas, pero en ese momento me bastaba con la maría, pero lo que más me frenaba era el dinero; mis padres me daban una paga que me servía para pagarme la maría, y si necesitaba más me inventaba alguna excusa para que me lo diesen o simplemente les pedía que me diesen más dinero de paga y lo hacían, no teníamos demasiados problemas de dinero en mi casa, mis padres tenían un buen trabajo y era hijo único, así que podían mantener cierto nivel.

Para aquel entonces ya había empezado el bachillerato casi sin problemas, es decir, aprobaba cuando estudiaba pero el problema es que casi nunca estudiaba, repetí unos cuantos años, pero yo quería seguir estudiando, por eso decidí meterme en un bachillerato de ciencias, para cuando conseguí acabar el bachillerato ya tenía más de 20 años, pero decidí hacer selectividad para probar suerte en alguna carrera porque quería seguir estudiando. Conseguí sacarme selectividad en el primer intento y decidí echar una solicitud en Biología y en Ciencias Ambientales, casi nadie sabía ni que esa carrera existía pero pedían poca media, así que la guardé como recurso. No logré entrar en Biología así que comencé la licenciatura en Ciencias Ambientales.

El primer año de carrera, conseguí controlar un poco mi adicción, me pasaba mucho tiempo estudiando y eso de alguna manera me distraía así que me ayudó, además conseguí una beca por mi rendimiento académico así que conseguí bastante dinero, hasta ahora el dinero que era mío no era precisamente mucho, así que me vino bien. Pero fue en el verano de ese año cuando mi padre descubrió que fumaba porros y todo lo de mi adicción, porque me pilló una vez comprando, así que tuvimos una fuerte pelea que no sé cómo acabó con mi padre echándome de casa y diciendo que no era su hijo, que su hijo estaba muerto. Mi madre no decía nada, solamente se quedaba mirando al vacío, daba miedo.
Aproveché el dinero que me quedaba de la beca y alquilé un piso en Teatinos, bastante pequeño, era casi un zulo, pero el dinero que me quedaba me daba para pagar cerca de 6 meses así que no necesitaba mucho. Pero me gasté la mayoría en heroína, la decidí comprar porque me sentía enfadado con mi padre, en la primera noche me metí casi toda la que compré, y sufrí una sobredosis, el casero me encontró tirado en el suelo porque había subido a decirme algo sobre el agua o alguna cosa de la comunidad, no lo recuerdo. Recuerdo que desperté en la cama del hospital, conectado a varias máquinas y sueros, me quedé esperando allí a que apareciera mi padre para visitarme o algo parecido, pero no fue así. Probablemente si hubiese aparecido allí me hubiera servido para cambiar y para darme cuenta de en lo que me estaba convirtiendo, pero no apareció en el tiempo que me quedé allí, lo cual solo me motivó a seguir drogándome, empecé a odiar de verdad a mi padre, pero no me daba cuenta de que a quién odiaba era a mí, mi padre llevaba la razón. Cuando volví al zulo al que llamaba casa, continué con la heroína pero no volví a tener ninguna sobredosis.

Para cuando quise darme cuenta el curso había vuelto a empezar, pero en esta ocasión fue desastroso, empezaba a pasarme factura la droga, no conseguía estudiar ni aprobar y eso me deprimía más y más, por lo que me drogaba más, se convirtió en un círculo vicioso. Además empezaba a faltarme el dinero, empecé a trabajar en empleos temporales, repartiendo propaganda, limpiando casas y cosas de ese estilo, nada que durase mucho. Así que conseguí convencer a mi camello para que ir a medias a cambio de vender yo allí en Teatinos y donde pudiese, con el dinero que me sacaba, me daba para pagar el piso, la droga y la carrera. Aunque la carrera no me duró demasiado tiempo, necesité dos años para conseguir sacarme el segundo curso y el tercer curso me superó tanto que acabé con una depresión, más colocado que nunca y decidí dejar la carrera de lado. Desde aquel momento, ya con 27 años y hasta los 30 he dedicado mi vida a vender droga, a consumirla y a pagar un piso nuevo, esta vez más grande (aunque seguía siendo una mierda, era mejor que el anterior y ante todo mejor que nada), y también por la zona (aunque alejado del anterior). Desde una de las ventanas del piso se veían unos chalets para gente bien o cualquiera con dinero suficiente para pagarlos.

Recuerdo que durante esa época sufrí varias etapas depresivas y también paranoicas, sospechaba de todo el mundo, recuerdo pasar las horas asomado a la ventana sin quitarle el ojo a cualquiera que pasara por la calle, y recuerdo que cada vez que escuchaba o veía a alguien entrar por la puerta de mi edificio, me quedaba esperando en la puerta, mirando por la mirilla, armado con un cuchillo esperando a algo o alguien apareciera para intentar matarme o atacarme. No quería atacar a nadie, solo era para defenderme. Cosas de ese estilo y aún peores ocurrieron durante esa época. Otras veces, en las etapas depresivas, solía cortarme por todo el cuerpo, cuando estaba suficientemente colocado, no sentía dolor apenas y disfrutaba viendo las gotas de sangre caer, solía hacer dibujos en la bañera con la sangre, suena macabro pero era así. No hacía cortes demasiado profundos ni nada demasiado grave, al fin y al cabo quería seguir vivo para seguir consumiendo. También tenía que tener cuidado con no manchar nada que no se pudiera limpiar, para que el casero no se diese cuenta.

Cuando la paranoia fue mayor, decidí comprarme unos prismáticos para espiar a los vecinos y transeúntes, solía apuntar todo lo que hacían en libretas, recuerdo tener un montón de unas 7 libretas en las que apunté, de manera clasificada todo lo que hacían los vecinos para ver si hacían algo sospechoso que me pudiese incluir a mí, en algunos casos también llegué a creer que se daban señales del fin del mundo, había leído muchos libros acerca del tema, mucha gente daba fechas para el supuesto fin del mundo y yo las apuntaba y trataba de relacionar las acciones de mis vecinos con eso, por ejemplo si veía que un vecino en concreto repetía algo 5 veces a la semana, investigaba todas las fechas que encontré del fin del mundo relacionadas con el número 5, que fuesen un viernes, o el día 5 o en mayo etc. Barajaba todas las posibilidades. De eso también llené otras tantas libretas.

Con el tiempo toqué fondo, y aunque me daba cuenta de que había llegado a lo más bajo no me sentía capaz de hacer lo más mínimo por cambiarlo, el solo hecho de pensar en dejar las drogas me hacía sentir desprotegido y eso acababa por hacer que consumiese más, cada vez era más difícil conseguir evitar el estar lúcido, porque cuando estaba sobrio era cuando venían las paranoias y todas esas cosas, así que necesitaba drogarme para evitar eso, no recuerdo demasiado lo que hacía cuando estaba colocado, pero necesitaba no ser consciente de mí mismo, como si no me diese cuenta de cómo estaba, me alejaba de mi realidad.

Todo eso cambio un día, el día que cuando estaba asomado espiando a mis vecinos me fijé en una persona, aunque hubiese pasado tanto tiempo de alguna manera lo reconocí. Vi que entraba en uno de esos chalets, junto a un camión de mudanzas, decidí esperar y observarlo, quería estar seguro de que era él. Lo vi entrar con una chica y un niño pequeño en la casa, al final del día estaban prácticamente instalados. Decidí esperar en la ventana, ver sus horarios y esas cosas para saber cuándo acercarme a su casa a hablar con él o lo que fuese. Pegado a la ventana estuve 2 días sin comer, sin beber y lo que es más increíble, sin drogarme. Al final reuní el valor suficiente para acercarme a verlo, recuerdo que me arreglé todo lo que pude (conseguí tener un aspecto medio decente, excepto por mi falta de peso, las ojeras y los ojos inyectados en sangre) recuerdo esperar en la esquina de su calle y cuando lo vi llegar en su coche le hice señales para que parase, lo hizo y bajo la ventanilla. Estoy seguro de que me reconoció, ya que se quedó callado sin decir nada, así que confirmé lo que sospechaba, era Pablo. Estuvimos mucho tiempo hablando de cosas si importancia, estudios, familia, etc… Yo le conté que había empezado una carrera pero que tuve que dejarla porque no tenía dinero, que me había peleado con mis padres y que ahora vivía solo y con un trabajo que me mantenía. En cierto modo no le mentí, solo le oculté el tema de las drogas. Él se había convertido en un hombre de éxito, trabajaba de empresario, había ganado dinero y había formado una familia, todo perfecto. Entonces me invitó a entrar a su casa y de una manera u otra, acabamos hablando de la infancia y salió a relucir el tema del disolvente. Él lo había dejado después de mudarse, solo lo hacía porque yo lo hacía me dijo. Yo acabé contándole todo mi problema con las drogas y las adicciones, después de resumirle la mayoría de mi historia el decidió que me quería ayudar, en un principio le dije que no podría hacer nada, que era imposible que saliese de esto, pero al final me convenció. Después de eso hubo un largo silencio incómodo y le dije que era tarde y me tenía que ir, él me dijo que me visitaría el próximo sábado y me fui sin decir nada.

El sábado por la mañana apareció (le había dicho donde vivía) y estuvimos hablando casi toda la mañana, después dijo que para ayudarme tendría que poner de mi parte, me pidió que fuese sincero con él y le conté todo (absolutamente todo), eso me llevo bastante tiempo, él al principio le costó creer algunas de las cosas que le conté y con otras no sabía qué hacer, empezó diciéndome que dejase de vender drogas y buscase otra fuente de ingresos, así que empleamos toda la tarde en buscar un trabajo para mí. No tuvimos mucho éxito, así que tras mucho pensarlo, me ofreció un puesto en su empresa como limpiador, pero a cambio tenía que mantenerme limpio hasta el lunes, que él me invitaría el domingo a su chalet, a conocer a su familia y decidí aceptar. Si quería salvar mi culo, esta era probablemente la única oportunidad que tendría nunca. Entonces me invitó a cenar a un restaurante que había cerca, después de comer nos despedimos y quedamos en vernos al día siguiente.

A la mañana siguiente, me levanté temprano y fui a su casa, allí conocí a su mujer y su hijo, el chaval tenía unos 2 años o así. Su mujer se llamaba Paula y llevaban juntos desde los 17 años aproximadamente y habían decidido casarse el año anterior, porque él había empezado a tener dinero suficiente como para tener una vida estable entre ellos dos. Su casa era enorme, de las típicas que se ven en las revistas de las salas de espera de un dentista o algo de eso. Tenían un gran jardín y una perra (una Husky siberiano), que se llamaba Lara, que estaba embarazada. Estuvimos hablando los 3 casi toda la mañana (Paula no sabía lo de las drogas, pero él le había dicho que era un amigo de la infancia que estaba pasando una mala racha), su mujer (Paula) era muy buena gente y en general tenía todo lo que alguien buscaba en una mujer. A la hora de comer, Pablo preparó una barbacoa en el jardín y allí comimos todos. Nos quedamos todo el día hablando y al final, Pablo me dijo que entraba a trabajar el lunes a las 9:00, que él se encargaría de recogerme en coche y demás.

Esa noche no consumí, me mantuve limpio hasta el lunes cuando Pablo me recogió, el trabajo era sencillo, de hecho la mayoría de la jornada no hice nada. Almorcé con Pablo y después por la tarde salimos de allí y cada uno fue a su casa. El resto de la semana fue de ese estilo, y aunque no pude mantenerme del todo limpio, notaba que todo estaba mejorando. Cuando llegó el fin de semana Pablo me dijo que debía empezar a sustituir poco a poco las drogas por otra “adicción”, además de recomendarme que trabajase horas extras me convenció para que me apuntase a un gimnasio, y así lo hice.

La cosa siguió así durante mucho tiempo, poco a poco empecé a consumir menos y menos (y aunque más de una vez, el mono era insufrible y lo pasé fatal, Pablo siempre estuvo allí), y recuperé algo de forma física gracias al gimnasio. Pablo me había ayudado a limpiar todos los sitios en los que escondía la droga en mi casa y me estaba ayudando demasiado, pese a todo yo le dije que probablemente tendría más escondites en el piso solo que en ese momento no los recordaba, así que decidimos que debía encontrar otro. Me ayudó a encontrar otro piso y me mudé al poco tiempo. Para celebrar que llevaba un mes limpio y que me había mudado a otro piso decidió regalarme una de las crías de su perra Lara que había dado a luz. Me dijo que ahora que tenía una vida a mi cargo, aprendería a ser responsable y eso me ayudaría a recordar todo por lo que he tenido que pasar para llegar a donde estoy. Decidí llamarla Carmen, y desde el momento que me la regaló mi vida cambió, recuerdo que nada más regalármela me di cuenta de que nunca le había agradecido a Pablo todo lo que hizo por mí y estuve agradeciéndole absolutamente todo y asegurándole que no podría compensárselo nunca, él me dijo que si no volvía a recaer en mis adicciones, sería más que suficiente. Desde entonces hasta el día de hoy, no he vuelto a consumir absolutamente nada, he podido salir del pozo en el que estaba y he aprendido a aguantar, en especial gracias a Carmen.

Y ese es un resumen de todo lo que ha sido mi vida hasta ahora, espero que sea lo que esperaba cuando me pidió que se lo escribiese, la verdad que no estoy seguro de como tenía que escribir esto, pero he hecho lo que me pidió, escribir sin rectificar nada de lo que haya puesto.